Resulta... que Casina vivía feliz porque albergaba a una familia amorosa y divertida. Isabela, la niña de la familia, y su Mamá, tenían un alto sentido estético. Les encantaba decorar y siempre tenían a Casina muy linda y decorada.
Era un 30 de octubre y Casina pensó, emocionada, “Pronto es el Día de Muertos, ya mañana comenzarán Isabela y su Mamá a preparar el Altar de Muertos. Me encanta esa fecha porque ponen muy lindo el altar, con flores y comida. Las fotos de los familiares que ya cumplieron su ciclo de vida sirve para recordarlos, bueno… en realidad siempre los recuerdan, pero el Día de Muertos es un día especial para ellos.”
Efectivamente, Isabela y su Mamá se estaban preparando. Se levantaron muy temprano, tan temprano, que aún el sol no asomaba. Primero limpiaron muy bien toda la casa. Decidieron en qué lugar colocar el altar y salieron al jardín a buscar las flores, que todavía tenían gotas del rocío mañanero.
Trataron de poner el altar al lado de la puerta de entrada y Casina dijo “Ay, no porque lo bonito es que al abrir la puerta cuando ustedes o alguna visita llegue, lo vean.”
“Tienes razón – dijo Mamá- ¿Qué tú opinas, Isabela?
Isabela, que adoraba a su Casina, estuvo de acuerdo. “Si siempre me da alegría llegar a Casina, más alegría me va a dar si al abrir la puerta veo el Altar de Muertos”.—dijo Isabela.
Habían recolectado en el jardín girasoles, rosas, margaritas y gardenias. También trajeron helechos para poner follaje, pues el contraste de los colores de las flores con el verde del follaje embellece el Altar.
Casina, desde la ventana de la sala, le dijo a Isabela que faltaba algo muy importante. ¿Qué falta?
Isabela estuvo pensativa como cotejando en una lista en su mente lo que conlleva el Altar de Muertos.. “¡Ya lo se! Mamá, faltan las fotos.”
“Cierto es, Isabela, -dijo Mamá—vamos, a hacerlo ahora mismo.”
Se sentaron juntas en el sofá y empezaron a buscar los archivos de fotos en el teléfono, el ipad y la computadora. Encontraron fotos muy bonitas de los cuatro bisabuelos.
Ya estaban casi listas, solamente había que decidir cuáles alimentos. También buscarían algunas velas y un tapete de colores. Isabela tiene unas calacas y catrinas que también allí colocarán.
Casina se emocionaba cada vez más. Disfrutaba tanto el proceso de prepararlo, como el resultado final: un hermoso Altar de Muertos como homenaje a aquellos de nuestra familia que ya han fallecido. Estaba ansiosa por ver como quedaría el Altar.
Isabela y su Mamá, pusieron manos a la obra: tapetes, velas, fotos, rosas, girasoles, gardenias y margaritas, frutas, pan , pastel de limón, polvorones y otras delicias. Y por fin, quedó listo el más bello Altar de Muertos que Isabela y su Mama habían hecho. Casina estaba feliz, sentía que era la casa más linda del vecindario con el Altar de Muertos más bello.
Esa noche, Isabela y Mamá cantaron las canciones que le gustaban a los bisabuelos y pareciera que Casina las bailaba.